dijous, 2 de setembre del 2010

QUÈ PASSA DESPRÉS DE LES VACANCES? / ¿QUÉ PASA DESPUÉS DE LAS VACACIONES? (article Setembre 2010)

Si a l’agost comentàvem quins pensaments i emocions vivim abans de les vacances, ara destacarem que passa quan hem de tornar a les nostres rutines i obligacions.
Moltes persones, en acabar les seves vacances presenten una sèries de molèsties físiques i psíquiques a les que anomenem síndrome post vacacional. Una mena d’ansietat en els últims dies de les vacances i cansament i apatia que pot allargar-se fins les 2 primeres setmanes de feina. Darrers estudis d’experts de la salut apunten que el 35 per cent dels adults i entre un 5 i 8 per cent dels nens el poden arribar a patir.


Què notem?

Els símptomes relacionats seran: depressió, irritabilitat, tristesa, insomni, dolors musculars, marejos, palpitacions, sensacions d’ofeg, problemes d’estòmac... en resum un desajust emocional desagradable que afectarà al nostre rendiment i relacions personals.

Les molèsties provenen d’una pèrdua de rutines i la obligació d’assumir-les de nou. Per el que la solución recau amb força sobre aquestes, les hem de recuperar (si les hem perdut) amb la máxima suavitat possible.

Diuen que el síndrome postvacacional acostuma a afectar més a persones menors de 50 anys ja que experimenten una ruptura brusca del ritme vacacional, tornant a la feina sense cap mena d’entremig.


Què hem de fer?

Estem habituats a parlar de la feina com una tortura i com a tal, poca gent hi vol tornar. El nostre llenguatge negatiu és un dels principals enemics de la nostra tranquilitat i és un tema que ens hem d’habituar a treballar en totes les àrees de la nostra vida. Pensem i parlem en positiu.

Altres consells per a corregir les alteracions més a curt termini: hem de regular els horaris de dormir, de menjar i el grau d’activitat per a ajustar-los al màxim a la nostra vida laboral o escolar i això ho podem començar a fer durant les nostres vacances, mai esperar al dia abans per a canviar els nostres hàbits.

La nostra vida ha de tornar a ser “normal” en el màxim posible, i amb això ens ajuden les nostres relacions socials. Un gran mecanisme de suport són aquelles amistats que tornem a veure. Hem de tenyir les nostres rutines d’un to agradable i veure tot allò bó que tenim.

La dieta també influeix, ens hem de sentir lleugers per el que beurem molta aigua i evitarem els menjars pesats. Si podem reduir el consum de tabac, alcohol i café molt millor.

Factors que millorarien la nostra tornada: bon ambient laboral, no haver deixat temes pendents abans de les vacances, ordre en el nostre lloc de treball.

Bon mes de setembre!! us recordem que a F.O.C. ja tenim restablerta la nostra activitat professional i ens podeu trobar a info@foc-web.com apart dels canals habituals del linkedin, facebook i aquest mateix bloc.


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Si en agosto comentábamos qué pensamientos y emociones vivimos antes de las vacaciones, ahora destacaremos que pasa cuando tenemos que volver a nuestras rutinas y obligaciones.


Muchas personas, en acabar sus vacaciones presentan una series de molestias físicas y psíquicas en las que nombramos síndrome tabla vacacional. Una especie de ansiedad en los últimos días de las vacaciones y cansancio y apatía que puede alargarse hasta las 2 primeras semanas de trabajo. Últimos estudios de expertos de la salud apuntan que el 35 por ciento de los adultos y entre uno 5 y 8 por ciento de los niños lo pueden llegar a sufrir.

¿Qué notamos?


Los síntomas relacionados serán: depresión, irritabilidad, tristeza, insomnio, dolores musculares, mareos, palpitaciones, sensaciones de ahogo, problemas de estómago ... en resumidas cuentas un desajuste emocional desagradable que afectará a nuestro rendimiento y relaciones personales.

Las molestias provienen de una pérdida de rutinas y la obligación de asumirlas de nuevo. Por el que la solución recae con bastante sobre éstas, las tenemos que recuperar (si las hemos perdido) con la máxima suavidad posible.

Dicen que el síndrome postvacacional acostumbra a afectar más a personas menores de 50 años ya que experimentan una ruptura brusca del ritmo vacacional, volviendo al trabajo sin ningún tipo de parón.

¿Qué tenemos que hacer?


Estamos habituados a hablar del trabajo como una tortura y como tal, poca gente quiere volver. Nuestro lenguaje negativo es uno de los principales enemigos de nuestra tranquilitat y es un tema que nos tenemos que habituar a trabajar en todas las áreas de nuestra vida. Pensar y hablar en positivo.

Otros consejos para corregir las alteraciones más a corto plazo: tenemos que regular los horarios de dormir, de comer y el grado de actividad para ajustarlos al máximo a nuestra vida laboral o escolar y eso lo podemos empezar a hacer durante nuestras vacaciones, nunca esperar al día antes para cambiar nuestros hábitos.

Nuestra vida tiene que volver a ser "normal" en el máximo posible, y con eso nos ayudan nuestras relaciones sociales. Un gran mecanismo de apoyo
soporte son aquellas amistades que volvemos a ver. Tenemos que teñir nuestras rutinas de un tono agradable y ver todo aquello bueno que tenemos.

La dieta también influye, nos tenemos que sentir ligeros por lo que beberemos mucha agua y evitaremos las comidas pesadas. Si podemos reducir el consumo de tabaco, alcohol y café mucho mejor.

Factores que mejorarían nuestra vuelta: buen ambiente laboral, no haber dejado temas pendientes antes de las vacaciones, orden en nuestro puesto de trabajo.

Os deseamos buen mes de septiembre y os recordamos que en F.O.C. ya tenemos restablecida nuestra actividad profesional y nos podéis encontrar en info@foc-web.com aparte de los canales habituales del linkedin, facebook y este mismo blog.

dilluns, 30 d’agost del 2010

La pirámide de Maslow al revés de LUCA FRANCESCHI

La Pirámide de Maslow es una teoría psicológica propuesta por Abraham Maslow en su obra: Una teoría sobre la motivación humana (en inglés, A Theory of Human Motivation) de 1943, que posteriormente amplió. Maslow formula en su teoría una jerarquía de necesidades humanas y defiende que, conforme se satisfacen las necesidades más básicas (parte inferior de la pirámide), los seres humanos desarrollan necesidades y deseos más elevados (parte superior de la pirámide). (Fuente Wikipedia).

La Pirámide de Maslow describe la jerarquía de necesidades humanas, desde las más básicas a las más elevadas. (Imagen: Wikipedia).



Creo que esta teoría nos puede venir bien para reflexionar sobre nuestros estados colectivos en estos primeros años del siglo XXI que podríamos también llamar el siglo de la facturación. ¿Quién nos pasa facturas? Aparentemente todos. ¿Quién tiene que pagarlas? Aquí la respuesta es más complicada.
Las facturas a pagar serían, a título de ejemplo no exhaustivo, las siguientes y derivarían directamente de la palabra que llena completamente nuestro celebro: ¡CRISIS! La de los excesos del mercado financiero, la del cambio climático, la de la explosión demográfica, la del agotamiento de muchas materias primas -en primer lugar el petróleo-, la de la mundialización y su desregulación, el desempleo, la del fin de las ideologías, y podríamos seguir así durante un buen rato. Todas estas amenazas influyen mucho sobre nuestra manera de vivir y nuestra capacidad de proyectarnos en el futuro, y a nivel emocional son seguramente generadoras de ansiedad.

Volviendo a la Pirámide de Maslow y siguiendo su lógica, parecería difícil hoy en el contexto Crisis/Facturas a pagar, poder llegar a lo que él define como Autorrealización. Sin embargo, hay muchos ejemplos de personas que poseen rasgos de autorrealización y no han tenido sus necesidades básicas satisfechas. Muchos de los mejores artistas sufrieron pobreza, deficiente crianza, neurosis y depresión. Otros como Victor Frankl nos han descrito cómo han podido sobrevivir física y moralmente en un campo de concentración nazi; otros nos enseñan todos los días cómo convivir con enfermedades físicas…

En definitiva, los humanos tenemos esa gran capacidad de adaptación llamada resiliencia, que a menudo nos permite construir un sentido, cruzar el río, para después hacer el puente o simplemente dar una explicación a lo que nos ocurre. Tenemos la capacidad de reinventarnos, de volver al juego sin ser ni demasiado optimistas o pesimistas, esta forma de trascendencia es nuestra mejor aliada.

Como personas tenemos que hacer como las organizaciones: establecer una visión de nosotros mismos a veinte años, nuestro propio proyecto y luego pelear por ello, adaptándonos, cambiando estrategias si es necesario, y ayudando a los demás, que es otra forma de trascendencia empática, una aliada indispensable. Gandhi decía: “La diferencia entre lo que hacemos y lo que seríamos capaces de hacer bastaría para resolver la mayor parte de los problemas de el mundo”.

Lo que escribo es más una necesidad de compartir y probablemente reconfortar y reconfortarme, sobre algo que intuyo y no sé explicar; la capacidad de entrever en estas crisis la oportunidad de dar los primeros pasos hacia una manera de vivir y convivir diferente. Una red de seres empáticos capaces; con la risa y el buen humor, de los que saben trasformar los dramas en molestias, conscientes del planeta en el que vivimos, de los miles de años de historia que le ha costado a la humanidad llegar hasta aquí, producir la primera evolución planetaria hecha sin necesidad de ningún monopolio, porque ya no tendrá razón de ser.

Entonces, puede ser que en las próximas décadas los científicos escriban sobre una generación que contribuyó a poner: “La pirámide de Maslow al revés”.